Tres minutos con la historia

1951: Cincuentenario de la Muerte de Don José Luis Claro Cruz

Fragmento del discurso del Ayudante General don Juan Urrutia

En estas condiciones, sorprendía la muerte al ilustre paladín de la más bella de todas las causas que, al amanecer del día 22 de junio de 1901, entregaba su alma a la inmortalidad, coronado de gloria inmarcesible.

Como en el campo de batalla, un lacónico comunicado anunciaba al Directorio el desaparecimiento del grande hombre, el que tomaba conocimiento de ello a través de la siguiente nota:

N°22 Santiago, junio 22 de 1901. Tengo el sentimiento de comunicar a Ud. el fallecimiento del miembro fundador del Cuerpo y Miembro Honorario de esta Compañía y del Directorio señor José-Luis Claro, ocurrido esta noche en la capital. Se encuentra inscrito bajo el numero 102 del Registro General y 2 de la compañía. Los funerales tendrán lugar mañana Domingo, a las 8 ½ A.M. saliendo el cortejo de la calle del Dieciocho N° 373. De Ud. Atto. Y S.S.

Jacinto Varas, Director. Juan de Dios Ramos, Secretario accidental.

El pesar que causara en las filas de la Tercera su inesperada partida, quedo de manifiesto en la siguiente nota enviada a su viuda, en la que al mismo tiempo, se le daba cuenta de los acuerdos tomados para el honrar su memoria:

Santiago, 3 de Julio de 1901.

Respetada Señora:

Profunda impresión ha producido a la sociedad y, en especial, en las filas de esta Compañía, la súbita desaparición del ilustre esposo de Ud. señor don José-Luis Claro. Sabe Ud. que lo amábamos como un padre, porque había vinculado su existencia a la nuestra de tal suerte que, con su muerte deja en nuestro hogar de bomberos un vació imposible de llenar.

Desde nuestra compañía impulso de su levantado espíritu formo parte del Cuerpo de Bomberos, su acción fue la de un patriota abnegado y generoso que todo lo subordino al ideal que anidaba en su alma; por esto fue por esto fue el primero entre los primeros que en 1863, rompieron con el egoísmo que dominaba a la sociedad, dio el grito sublime de “ABNEGACIÓN CONSTANCIA Y DISCIPLINA”, que había de congregar mas tarde a los hombres de buena voluntad para servir a la ciudad sin otra retribución que hacer el bien por el bien mismo.

El señor Claro asistió en vida a su propia apoteosis, contempló madura su grandiosa obra y recibió el agradecimiento público.

 Penetrada la Tercera de la perdida experimentada y, en reunión especial dedicada a honrar la memoria de su ilustre generador, acordó lo siguiente con fecha 27 del pasado:

  1. Considerar en la presente lista al señor Claro;
  2. Que los voluntarios o auxiliares lleven luto al brazo por el termino de seis meses;
  3. Asociar su nombre al de Ramón Abasolo en la nueva bomba, la que se denominará “CLARO Y ABASOLO”;
  4. Colocar su retrato en el Salón de “Sesiones de la Compañía”.

Excusado me parece, respetada señora, manifestar a Ud. que esta carta de condolencia forma parte de los acuerdos celebrados, sintiendo solo el infrascrito que ella no sea lo suficientemente expresiva para llevar al atribulado espíritu de Ud. el lenitivo de que tanto necesita en estos momentos de intenso pesar.

Con los sentimientos de la más respetuosa consideración, soy de Ud. su mas atento y S.S.

Francisco Pardo Duval, Secretario.

Su muerte enlutó a Santiago entero, y a su sepelio concurrió lo más granado de la sociedad de entonces, como así también representantes del Gobierno y demás Poderes, que movidos por un mismo sentimiento, concurrían a dar el postrer adiós al hombre que en horas de confusión y duelo, supo encontrar fuerzas, para sobreponerse a la amarga y dolorosa tragedia de 1863.

Sobreponiéndose al dolor natural que su fallecimiento causara en el seno de su distinguida familia, su digna viuda en sentidas palabras, que revelan la profunda comprensión que tenía de las actividades del extinto, manifestaba al Directorio sus agradecimientos por los honores dispensados a su ilustre esposo.

Los archivos del Cuerpo de Bomberos conservan como inapreciable tesoro, la bella carta de su noble esposa, que empapada de los ideales de su generoso compañero, supo aún en momentos de extrema aflicción, expresarse en frases que son un ejemplo para las generaciones de bomberos de todos los tiempos, y que revelan asimismo su constante preocupación por los destinos de la Institución a que su esposo dedicara sus mejores energías.

He aquí la carta de la incomparable viuda, digna compañera del más preclaro bombero del Cuerpo de Santiago, y por que no decirlo, de los bomberos de Chile:

Santiago, Julio 20 de 1901

Distinguido señor:

Cumpliendo con el sagrado deber de dar a Ud. y, por su conducto, al digno Directorio del Cuerpo de Bomberos, las más expresivas gracias por su condolencia en la perdida de mi amado esposo, que al sumir mi corazón en amago duelo, deja en el seno de esa noble Corporación un indeleble y digno recuerdo.

Al mencionar Ud. las relevantes cualidades de inteligencia, de carácter y de corazón que le distinguieron y que él supo desplegar en obsequio de la humanitaria Institución a que le dio el primer impulso y a la cual consagró todos sus desvelos, Ud. se sirve manifestarme todo el aprecio y el cariño que a Uds. les merecía, y el franco ascendiente que su celo disciplinario y sus bien inspirados consejos le habían dado en la voluntad y el respeto de sus compañeros de trabajo.

Reconocidas por el Directorio las cualidades que tanto lo distinguieron en su vida de bombero, le discernió, con justicia, la más alta recompensa nombrándolo MIEMBRO HONORARIO de su seno, distinción que él estimó debidamente, asistiendo siempre que le fue posible a las sesiones del Directorio.

Hoy que su muerte ha apagado para siempre la luz de mi existencia, será mi solo alivio y el de mis amados hijos el recuerdo afectuoso de las sublimes virtudes que le adornaron en vida.

Sírvase señor Superintendente, aceptar, como igualmente el digno Directorio del Cuerpo de Bomberos, la expresión de mi ardiente gratitud por su sentida condolencia, mientras tengo el honor de ofrecer a Ud. mis sentimientos de particular aprecio y distinguida consideración.

Amelia Solar de Claro

Hoy, al cumplirse 50 años de la muerte de nuestro ilustre primer Capitán, llevamos “Siemprevivas” del recuerdo hasta la tumba en que descansan sus mortales sentimientos de admiración y respeto, por el rumbo que supo fijarnos con su propio ejemplo.

Leído en Sesión de Compañía el día 03 de agosto de 2020, por el Guardián de Leyenda designado, el Voluntario Activo don Michael Escobar Sepúlveda.

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