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Discurso del Sr. Director en sepelio de nuestra primera antigüedad

Discurso fúnebre primera antigüedad
Tercera Compañía fundador José Luis Claro Cruz
Manuel González Duarte – Cuerpo de Bomberos de Santiago

Señor Oficiales Bomberas y Bomberos,
Familiares, amigos y amigas:

Hoy despedimos a un hombre que no necesita adjetivos, porque su vida entera fue un argumento.

Hoy despedimos a Don Manuel González Duarte, Bombero Honorario de La Heroica, Miembro Honorario del Cuerpo de Bomberos de Santiago, 70 años de servicio, 98 años de vida, una existencia completa entregada al deber, a la lealtad y al silencio fecundo del servicio bien hecho.

Don Manuel ingresó a la Tercera Compañía Fundador José Luis Claro en 1951.
Cuando muchos de nosotros ni siquiera existíamos.
Cuando el cuartel era distinto, la ciudad era distinta y el mundo era distinto.
Pero ya entonces había algo que no ha cambiado nunca: la esencia del bombero verdadero, aquel que da la vida por otros.

Don Manuel fue constancia hecha persona. Setenta años no son una cifra: son madrugadas, reuniones,
discusiones, acuerdos, desacuerdos, guardias, silencios, cansancio y perseverancia. Y en el caso de él,
muchas actas, reglamento, planillas, cuentas números, fondos, etc. Son décadas sosteniendo la institución sin aspavientos, sin protagonismo, sin pedir nada a cambio.

Ejerció cargos clave —Tesorero, Secretario y quienes lo conocieron saben que no hay tarea más delicada que administrar la confianza de los compañeros. Don Manuel lo hizo con rigor, con honestidad y con un profundo sentido ético. Cada peso era sagrado porque representaba el esfuerzo colectivo de La Heroica.

Pero si algo definió a Don Manuel no fue el cargo, fue su humanidad de ser parte de un todo, ser parte de grupo de bomberos que vibra y vive para servir a la comunidad.

Fue un hombre chispeante, de bromas finas, de ironía inteligente.
Un hombre que sabía distender cuando la tensión subía y de subirla cuando estaba baja. Un hombre que ayudó a muchos sin que esos muchos supieran jamás que era él quien estaba detrás.

Eso, bomberas y bomberos, familia, amigos, es caridad verdadera.
Eso es hermandad bomberil en su forma más pura.
Don Manuel no buscó reconocimiento, pero lo merece todo.
No levantó la voz para figurar, pero su presencia era estratégica.
No fue perfecto, como ninguno de nosotros, pero fue recto, leal y profundamente tercerino.

Hoy, su partida coincide con la dolorosa muerte de un bombero joven, Paul Valenzuela Muñoz bombero de la Sexta Cía. de Bomberos de Santiago. Y esta coincidencia nos golpea con fuerza porque nos muestra el arco completo de nuestra vocación: el que comienza y el que persevera hasta el final.

Así nos golpea el destino, la pérdida de Paul Valenzuela Muñoz, un bombero joven, con toda una vida por delante, con sueños, con proyectos, con una familia que recién comenzaba a construirse.

Paul representaba lo que Don Manuel fue alguna vez:
la promesa, el futuro,
la esperanza de continuidad.
Uno con 70 años de servicio, otro con 8 años de servicio.
Uno con 98 años de edad, el otro con tan solo 36 años.
Uno que lo dio todo durante décadas. Otro que recién comenzaba a darlo todo.
Esta coincidencia no es casualidad: es una lección.
Nos recuerda que Bomberos no se mide en tiempo, sino en entrega.
Que no importa si el servicio dura ocho años o setenta: cuando se entrega la vida al ideal bomberil, se pertenece para siempre.
Don Manuel nos enseñó que la constancia construye institución.

Paul nos recuerda que cada ocasión, cada salida, cada guardia, puede ser la última y por eso debe vivirse con sentido, con responsabilidad y con humanidad.

Pero hoy, con respeto y claridad, decimos algo con fuerza:
Don Manuel representa la memoria viva de Bomberos de Santiago.

Representa a esa generación que sostuvo la institución para que otros pudieran continuarla. Representa la historia que no siempre aparece en los libros, pero que vive en los pasillos del cuartel, en las fotografías, en las anécdotas, en las decisiones bien tomadas, en los silencios oportunos.

Don Manuel no se va del todo.
Se queda en la forma en que entendemos el servicio.

Se queda en la exigencia ética.
Se queda en la lealtad sin condiciones.

En la asistencia, presente
Se queda en La Heroica.

A su familia, gracias por prestarnos durante setenta años a un hombre bueno.
A nosotros, el deber de estar a la altura de su ejemplo.

Porque los Bomberos como Don Manuel no mueren:
se transforman en historia, en referencia y en conciencia institucional.

Honor y gloria eterna a Don Manuel González Duarte, Bombero Honorario de La Heroica.

Que descanse en paz.

 

Luis Carrasco Garrido Director de La Heroica

 

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