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11 diciembre de 1963. Inauguración del Cuartel Vicuña Mackenna

El 11 de diciembre de 1963, nuestros viejos Tercerinos a paso firme, en una mezcla de alegría y tristeza abandonaron el viejo Cuartel de Calle Santo Domingo, para instalarse en el nuevo Cuartel de Vicuña Mackenna. Por aquel entonces, el Cuerpo de Bomberos de Santiago se preparaba para festejar el Centenario de su fundación, y hacía poco más de un año que en un trágico incendio en Amunátegui casi al llegar a Huérfanos, seis bomberos de la Institución perdieran la vida, entre ellos, Patricio Cantó Feliú.

En conmemoración de tan significativa fecha, hemos querido recordar el sacrifico y dedicación de todos aquellos Tercerinos que hicieron posible la realización de tan magno proyecto, con dos extractos de los registros de nuestra Compañía. El primero de ellos corresponde al libro de Guardia. El segundo, al discurso realizado por el entonces Capitán don René Tromben Latorre, que resumen las emociones y vivencias de aquellos años.

Para finalizar, y por gentileza del ex Voluntario Tercerino don Antonio Márquez Allison, compartimos fotos inéditas recuperadas y restauradas de la inauguración del Cuartel.

Libro de Guardia

Miércoles 11 de diciembre de 1963

“A las 21:00 hrs. se llevó a efecto la ceremonia de inauguración del Cuartel para la cual la Compañía estaba citada. Este acto, sin lugar a dudas, uno de los de más trascendencia en la vida institucional de la Compañía y que había sido postergado en varias oportunidades por diversas razones, se realizó en un marco de gran sobriedad y brillo, como uno de los actos principales y de iniciación del programa de festejos del Centenario de la Compañía.

Desde la hora de citación los voluntarios, en uniforme de parada, se presentaron en gran número, al extremo de que en el momento de formar lo hicieron ochenta y cinco voluntarios: cuarenta y seis honorarios, treinta y ocho activos y un miembro del Directorio, cifra jamás alcanzada en otra formación en la historia de la Tercera. A las 21:00 hrs., y cuando ya se encontraban presentes el Superintendente, la totalidad de los Oficiales Generales, la mayoría de los señores Directores Honorarios y Directores y Capitanes de las demás Compañías, autoridades del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa y numerosas autoridades civiles y militares, aparte de los arquitectos que intervinieron en la construcción del Cuartel, el cual se encontraba profusamente iluminado, se dio por iniciada la ceremonia. La Compañía avanzó desde la calle Rancagua para colocarse frente al Cuartel, en la Avenida Vicuña Mackenna, situándose las autoridades al frente de ésta. Formada la Compañía en posición de rendir honores, se inició el acto con el izamiento del pabellón nacional y de la bandera insignia de la Compañía a los acordes del himno nacional ejecutado por el Orfeón de Carabineros. A continuación, el señor Superintendente, acompañado del Director, procedió a cortar la cinta tricolor colocada en las puertas de la sala de máquinas como acto significativo de la apertura simbólica del recinto del Cuartel, al cual penetraron las autoridades e invitados. Acto seguido, el Superintendente, señor Hernán Figueroa Anguita, hizo uso de la palabra para hacer la entrega oficial del Cuartel, cometido que cumplió en un corto y elocuente discurso, en el que destacó los grandes servicios prestados por nuestra Compañía al servicio del Cuerpo y de la ciudad, y la contribución de sangre que muchos de nuestros compañeros aportaron al cumplimiento del deber que nos hemos auto impuesto. Las palabras del señor Superintendente fueron contestadas por el señor Director, don Ricardo Gil G., también con un corto y sobrio discurso, en el cual agradeció la distinción que el Cuerpo había querido conferirle a nuestra Compañía, al hacerla depositaria de tan magnífico Cuartel, formulando la promesa de que tal demostración de confianza sabrá ser correspondida por todos los que militamos en estas filas, tratando en todo momento de superarnos y ser mejores en el cumplimiento de los deberes que nos impone nuestra calidad de bomberos voluntarios al servicio de la colectividad.

Hecha la entrega oficial del Cuartel, el señor Capitán, don René Tromben hizo uso de la palabra para descubrir una plancha en la Guardia Nocturna, la cual, por acuerdo de la Compañía, llevará el nombre de nuestro último compañero Mártir “Patricio Cantó Feliú”, cuyo padre también se encontraba presente. El señor Capitán, luego de hacer un recuerdo de las circunstancias heroicas en que Cantó perdió la vida en el incendio ocurrido el 15 de noviembre de 1962 en Amunátegui y Huérfanos, expresó que esta preciosa vida no se perdió en vano, porque este sacrificio servirá de ejemplo imperecedero para nuestras juventudes, las que al emular la acción sublime de Patricio Cantó, tendrán fuerza suficiente para cumplir las duras tareas que el servicio nos impone.

Al finalizar las ceremoniasantedichas, las autoridades, invitados y personal de la Compañía, subieron alsegundo piso, donde luego de un coctel se sirvió una comida, a la queasistieron aproximadamente ciento sesenta personas y que transcurrió en unambiente de gran camaradería y amistad, alcanzando ribetes de verdadero brillo,toda vez que la mayoría de los invitados permanecieron en el Cuartel hastaaltas horas de la madrugada. En el transcurso de dicha comida, se renovaron lasexpresiones de comprensión y afecto hacia la Tercera, mediante brindispronunciados nuevamente por el señor Superintendente, por el señor Comandantedon Alfonso Casanova, por el Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa,por los jefes de relaciones públicas de las diversas ramas de las FuerzasArmadas y de Carabineros y de otras personalidades, brindis que también fueroncontestados por el señor Director.”

 

Miércoles 11 de diciembre de 1963
(Discurso del Capitán René Tromben en el acto de entrega del Cuartel)

“Señor Superintendente:

Mi Compañía ha querido aprovechar esta solemne oportunidad, para señalar a la posteridad como se recuerda el nombre de los muchachos que han inmolado su vida por el bien de la colectividad.
En esta casa, como en todos los Cuarteles bomberiles, hay un recinto predilecto donde moran los voluntarios de la Guardia Nocturna. Este grupo de bomberos generalmente muy jóvenes, permanece acá mientras la ciudad duerme, atentos al primer grito de angustia, para correr en defensa de la vida y de la propiedad amagada. Actúan como una avanzada de sus compañeros que llegan posteriormente para desempeñar la humana misión que voluntariamente nos hemos impuesto.
Una noche de noviembre de 1962, como cualquiera otra, salió de esta Guardia un muchacho casi adolescente, lleno de ilusiones y, con la agilidad de sus años saltó al material que devoraría las distancias para extinguir el incendio declarado en calle Huérfanos esquina de Amunátegui.
Abandonó su lecho, sin otro imperativo que su entusiasmo y los timbres de alarma, abandonó la Guardia, sin que recibiera ni el adiós de los suyos, ni lo abonara el exhibicionismo de extraños. Llevaba como compañera sólo la sombra misteriosa de la noche y sus compañeros de labor.
No regresó… porque el destino lo había elegido para que con su sangre escribiera una página más en el Libro Rojo de los Mártires que la Institución presenta a la ciudadanía como símbolo de la generosidad que brindan los hijos de esta benemérita Institución.
Su nombre, desde ese instante, se grabó con caracteres indelebles en el corazón de todos los tercerinos.
Este sentimiento colectivo de recuerdo y de dolor se perpetuará dando su nombre a la Guardia Nocturna de la Tercera, como lo demuestra la plancha que en este momento se descubre con profunda emoción. Allí se lee: “Guardia Nocturna Patricio Cantó Feliú”, tal es el nombre de ese muchacho que salió aquella noche tenebrosa, corrió al carro y no regresó…
Ahora, junto con Luis Johnson, Rafael Ramírez, Alberto Reyes y Florencio Bahamondes, forma ese conglomerado de Mártires de tan venerada memoria, cuyos nombres los escuchamos en posición firme en cada acto del servicio, cuando al pasar lista, único estímulo material para nosotros, los sentimos presentes, porque sus espíritus selectos están siempre en nuestras filas, estimulándonos con su ejemplo y reconfortándonos con su recuerdo.
En los días venideros, cuando llegue un nuevo muchacho a golpear las puertas de nuestro Cuartel para vestir la roja casaca tercerina, leerá en esta galería de Mártires la historia de nuestra Compañía y cuando franquee la puerta de esta Guardia para ocupar un lugar en ella, lanzará una mirada a este bronce, que lo sentirá muy adentro, como una voz de advertencia, que le indicará en su conciencia hasta donde debe llegar en el cumplimiento de su deber de bombero, dejando atrás las expectativas de una vida placentera y el cariño extrañable de los suyos.
El destino ha querido que coincida este acto recordatorio con la entrega oficial de esta nueva casa para la Compañía y con el centenario del nacimiento del Cuerpo de Bomberos, lo que da un marco de especial trascendencia a la ceremonia que se desarrolla en este instante, y un mayor brillo a este acto, en sí tan modesto, pero de un significado tan profundo para los jóvenes tercerinos.
Como Jefe del Servicio Activo, me corresponde destacar la importancia de este símbolo que para los bomberos activos y honorarios tendrá la fuerza emotiva que produce en el espíritu el sacrificio de una vida jóven, que es toda una esperanza para los suyos, para esta Compañía y para la colectividad en general.
Ahí quedará este testimonio de nuestro reconocimiento expuesto a las generaciones venideras. Seguramente no será en vano, ya que la familia bomberil vive y se cultiva con la tradición y el ejemplo de sus hijos… como Patricio Cantó Feliú…

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